En el 2019, desde el interior de las cárceles del territorio denominado Argentina, se viene reclamando por la situación de hacinamiento y precariedad carcelaria. Desde entonces, jueces y defensores en conjunto con organizaciones sociales, organismos de dd.hh. y familiares organizadxs de presxs, vienen evaluando la posibilidad de reducir la población penitenciaria de diferentes maneras. Unas semanas antes de que empezaran a tomar fuerza los reclamos de lxs presxs por protocolos de higiene y salud, resguardo de población de riesgo y solución a la sobrepoblación carcelaria, el presidente quiso convencernos en uno de sus discursos, que lxs presxs eran privilegiadxs frente a la amenaza del virus por estar en aislamiento de por sí, haciéndose el desentendido, acerca de las condiciones de hacinamiento, insalubridad y numerosas otras deficiencias (alimentación, agua potable, acceso a la salud, limpieza, etc.) en las que se encuentran aquellxs que se están privadxs de su libertad. Como si no supiéramos que el personal penitenciario entra y sale de estos establecimientos con mínimos protocolos de prevención, siendo así potenciales vectores de transmisión del COVID-19 al interior de la cárcel.
El primer positivo no se hizo esperar, se intensificaron los reclamos y las protestas. Al menos una decena de presos perdieron su vida durante la represión para sofocarlas y otros tantos resultaron heridos. Organismos de derechos humanos, familiares, organizaciones que trabajan intramuros, intervienen, denuncian y, junto con la presión ejercida por les internes, logran que comience a evaluarse la posibilidad de conceder domiciliarias y condicionales. Pero el poder tiene sus dispositivos de manipulación a la orden del día: los principales medios de comunicación comienzan a difundir la información de manera tendenciosa, adulterándola para conseguir el consenso social para oponerse a esto. De esta manera, se vuelve el tema del momento gracias a las placas amarillistas hablando de liberación masiva de preses, de "los más peligrosos", "femicidas, violadores y asesinos", de liberación de presos para armar comandos de ladrones bajo las órdenes del gobierno, y varios desvaríos más. Frente a esto, la masa, como es de
costumbre, traga sin masticar. Ciudadanxs indignadxs organizan por redes sociales un cacerolazo desde balcones y ventanas, la presión ahora se hace desde afuera. Y de manera legitimada socialmente, la pena de muerte se vuelve un hecho, en el "que se mueran ahí adentro", porque las vidas que hay que salvar son la de la gente bien. El exterminio intramuros se vuelve tan explícito que quien no lo ve no es por ingenuo, sino por cómplice. Y como también es de costumbre, lxs políticos también empiezan a lavarse las manos. No para prevenir el contagio del covid-19, sino para no quedar pegadxs a esta medida que podría golpear fuertemente su reputación. Utilizan excusas del estilo "esas medidas se toman desde el Poder Judicial", "no estoy a favor del indulto", y demases.
Este escenario no nos sorprende . La vida de aquellxs que están adentro de sus cárceles nunca les importó. ¿Por qué habría de importarles ahora, si tampoco le importa al resto de la sociedad? Nos parece fundamental cuestionar la existencia de las cárceles y del sistema punitivo, no creemos en la "carcel buena" ni en una idea de justicia sostenida por quienes detentan contra la libertad y negocian con la vida. No nos basta con imaginar las cárceles con mejores condiciones de salud y alimentación, queremos su abolición. Sabemos que esto no sera posible en el corto plazo dado que nos encontramos ante una sociedad profundamente represiva como ya hemos descripto, pero aun así, llamamos a discutir el pensamiento punitivo, sus prácticas de castigo y tender a la solidaridad con quienes se encuentran tras los muros de los penales.
El acopio de insumos de limpieza, alimentos y la producción artesanal de barbijos son tareas fácilmente realizables con pocos recursos y personas. También se pueden iniciar otras propuestas. Si te llenó de rabia el cacerolazo de lxs indignadxs porteñxs (que rápidamente organizaron una efectiva respuesta a las posibles domiciliarias):
ORGANIZATE Y ACTUÁ!
Solidaridad con lxs presxs, abajo los muros de las prisiones!
El primer positivo no se hizo esperar, se intensificaron los reclamos y las protestas. Al menos una decena de presos perdieron su vida durante la represión para sofocarlas y otros tantos resultaron heridos. Organismos de derechos humanos, familiares, organizaciones que trabajan intramuros, intervienen, denuncian y, junto con la presión ejercida por les internes, logran que comience a evaluarse la posibilidad de conceder domiciliarias y condicionales. Pero el poder tiene sus dispositivos de manipulación a la orden del día: los principales medios de comunicación comienzan a difundir la información de manera tendenciosa, adulterándola para conseguir el consenso social para oponerse a esto. De esta manera, se vuelve el tema del momento gracias a las placas amarillistas hablando de liberación masiva de preses, de "los más peligrosos", "femicidas, violadores y asesinos", de liberación de presos para armar comandos de ladrones bajo las órdenes del gobierno, y varios desvaríos más. Frente a esto, la masa, como es de
costumbre, traga sin masticar. Ciudadanxs indignadxs organizan por redes sociales un cacerolazo desde balcones y ventanas, la presión ahora se hace desde afuera. Y de manera legitimada socialmente, la pena de muerte se vuelve un hecho, en el "que se mueran ahí adentro", porque las vidas que hay que salvar son la de la gente bien. El exterminio intramuros se vuelve tan explícito que quien no lo ve no es por ingenuo, sino por cómplice. Y como también es de costumbre, lxs políticos también empiezan a lavarse las manos. No para prevenir el contagio del covid-19, sino para no quedar pegadxs a esta medida que podría golpear fuertemente su reputación. Utilizan excusas del estilo "esas medidas se toman desde el Poder Judicial", "no estoy a favor del indulto", y demases.
Este escenario no nos sorprende . La vida de aquellxs que están adentro de sus cárceles nunca les importó. ¿Por qué habría de importarles ahora, si tampoco le importa al resto de la sociedad? Nos parece fundamental cuestionar la existencia de las cárceles y del sistema punitivo, no creemos en la "carcel buena" ni en una idea de justicia sostenida por quienes detentan contra la libertad y negocian con la vida. No nos basta con imaginar las cárceles con mejores condiciones de salud y alimentación, queremos su abolición. Sabemos que esto no sera posible en el corto plazo dado que nos encontramos ante una sociedad profundamente represiva como ya hemos descripto, pero aun así, llamamos a discutir el pensamiento punitivo, sus prácticas de castigo y tender a la solidaridad con quienes se encuentran tras los muros de los penales.
El acopio de insumos de limpieza, alimentos y la producción artesanal de barbijos son tareas fácilmente realizables con pocos recursos y personas. También se pueden iniciar otras propuestas. Si te llenó de rabia el cacerolazo de lxs indignadxs porteñxs (que rápidamente organizaron una efectiva respuesta a las posibles domiciliarias):
ORGANIZATE Y ACTUÁ!
Solidaridad con lxs presxs, abajo los muros de las prisiones!